Hay que dedicarle unas líneas a la noche cusqueña. Noches frías de la sierra peruana.
Aunque gran parte de las noches de este trayecto las hemos pasado en los más o menos confortables hoteles, sí hemos dejado margen para la nocturnidad....
Probamos la noche cusqueña. Acompañada de cerveza brasileira en este caso y después de escuchar un buen repertorio de música andina y latina LIVE en el popular UKUKUS BAR, comenzó la hora de bailotear y mover las caderas...
En un momento de la noche y cuando habíamos dejado el frío a un lado para adentrarnos en el pegajoso mundo de la bachata, Victoria creyó que habíamos ligado con unos cusqueños de marcados rasgos nativos. Yo le contesté: No, Victoria: son putos. ¿Cómo que putos? Putos.
Bailaban moviendo sus largos cabellos negros al estilo Último Mohicano, aproximándose a nosotras a ritmo de cumbia... pero por desgracia para ellos, habían sido identificados por mi desconfianza omnipresente. Victoria estaba fuera de peligro. De nada, Victoria.
Un rato después bailaban arrimaditos a unas francesas de mejillas rosadas que les sacaban 20 años a cada uno. Por su parte, Victoria y yo, retornamos al hostal somnolientas y cabizbajas.... que no!!! que cabizbajas no!!!! Los putos fueron nuestro tema de conversación en los siguientes días y una excusa para reirnos en nuestros ratos de soledad selvática.
Y así acabó nuestra primera incursión en la noche cusqueña y una historia nunca comenzada. (Esta aclaratoria última quería Victoria que la añadiese).
viernes, 28 de agosto de 2009
martes, 25 de agosto de 2009
Un paréntesis: Pancho y el lodazal.
No podemos seguir avanzando en el blog sin dedicarle unas líneas al transporte en este país, cuestión que me ha dado más de un dolor de cabeza y de otras cosas.
A lo largo de estos escasos 20 días estamos en disposición de valorar carreteras, conductores y otros.
El primer percance lo sufrimos de hecho con INKA EXPRESS. No tengo queja de la compañía. De hecho se portaron muy bien con nosotras cuando nos quedamos tiradas en Cuzco pero en un momento del truecto pensé que el autocar volcaba (y no sólo yo).
La carretera principal se encontraba en obras en el trayecto Puno- Cuzco y nos desviaon por un camino de tierra. Había llovido y el camino llegó a convertirse en un barrizal. Un camión se quedó atascado en el barro y nuestro autocar no tuvo más remedio que hacer marcha atrás en el camino. Unos minutos después, una de las ruedas traseras se hundió en el lodo en desnivel y entonces fue cuando me agarré a Victoria.... El resto de guiris gritó. Volcábamos. El autocar se quedó allí "encallado", en el desnivel. El guía antiespañol calmó el personal y afirmó que Pancho, nuetro conductor, tenía la situación bajo control. Todos esperábamos que así fuera. Yo sólo veía que me iba para abajo. Pero Pancho coniguió sacar de allí el bus, no sin esfuerzo... Y entonces todos los turistas-guiris-hasta-entonces-acojonados comenzamos a vitorear su nombre..... Pancho! Pancho! Pancho nuestro salvador! Seguimos nuestro camino rumbo a Cuzco, covencidos de la maestría de Pancho.
A lo largo de estos escasos 20 días estamos en disposición de valorar carreteras, conductores y otros.
El primer percance lo sufrimos de hecho con INKA EXPRESS. No tengo queja de la compañía. De hecho se portaron muy bien con nosotras cuando nos quedamos tiradas en Cuzco pero en un momento del truecto pensé que el autocar volcaba (y no sólo yo).
La carretera principal se encontraba en obras en el trayecto Puno- Cuzco y nos desviaon por un camino de tierra. Había llovido y el camino llegó a convertirse en un barrizal. Un camión se quedó atascado en el barro y nuestro autocar no tuvo más remedio que hacer marcha atrás en el camino. Unos minutos después, una de las ruedas traseras se hundió en el lodo en desnivel y entonces fue cuando me agarré a Victoria.... El resto de guiris gritó. Volcábamos. El autocar se quedó allí "encallado", en el desnivel. El guía antiespañol calmó el personal y afirmó que Pancho, nuetro conductor, tenía la situación bajo control. Todos esperábamos que así fuera. Yo sólo veía que me iba para abajo. Pero Pancho coniguió sacar de allí el bus, no sin esfuerzo... Y entonces todos los turistas-guiris-hasta-entonces-acojonados comenzamos a vitorear su nombre..... Pancho! Pancho! Pancho nuestro salvador! Seguimos nuestro camino rumbo a Cuzco, covencidos de la maestría de Pancho.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)