viernes, 28 de agosto de 2009

Cuzco y los putos

Hay que dedicarle unas líneas a la noche cusqueña. Noches frías de la sierra peruana.

Aunque gran parte de las noches de este trayecto las hemos pasado en los más o menos confortables hoteles, sí hemos dejado margen para la nocturnidad....

Probamos la noche cusqueña. Acompañada de cerveza brasileira en este caso y después de escuchar un buen repertorio de música andina y latina LIVE en el popular UKUKUS BAR, comenzó la hora de bailotear y mover las caderas...

En un momento de la noche y cuando habíamos dejado el frío a un lado para adentrarnos en el pegajoso mundo de la bachata, Victoria creyó que habíamos ligado con unos cusqueños de marcados rasgos nativos. Yo le contesté: No, Victoria: son putos. ¿Cómo que putos? Putos.

Bailaban moviendo sus largos cabellos negros al estilo Último Mohicano, aproximándose a nosotras a ritmo de cumbia... pero por desgracia para ellos, habían sido identificados por mi desconfianza omnipresente. Victoria estaba fuera de peligro. De nada, Victoria.

Un rato después bailaban arrimaditos a unas francesas de mejillas rosadas que les sacaban 20 años a cada uno. Por su parte, Victoria y yo, retornamos al hostal somnolientas y cabizbajas.... que no!!! que cabizbajas no!!!! Los putos fueron nuestro tema de conversación en los siguientes días y una excusa para reirnos en nuestros ratos de soledad selvática.

Y así acabó nuestra primera incursión en la noche cusqueña y una historia nunca comenzada. (Esta aclaratoria última quería Victoria que la añadiese).