Sobre las 17.00h salíamos de la Reserva Nacional de Paracas rumbo a Arequipa. Pero sería demasiado sencillo hablar de un trayecto simple PARACAS-AREQUIPA. La cosa tenía que ser un poco más complicada: salimos de la Reserva en nuestra cutre-furgo rumbo a Pisco. En Pisco cogeríamos los macutos para emprender la ruta hacia ICA, no sin antes ser detenidos en un control policial. Aparentemente no podíamos circular en nuestra cutre-furgo (no me extraña). No obstante, conductor y policía llegaron, al parecer, a entenderse.....
Tras la demora retomamos nuestro camino hacia Pisco, la ciudad derruida. Sería tan fácil como coger desde allí un bus dirección ICA. Pero no. Tenía que complicarse y una huelga había paralizado el servicio de transporte. Las carreteras estaban cortadas y cientos de pisqueños (el gentilicio me lo acabo de inventar) se agolpaban en las carreteras a la espera de que comenzaran de nuevo a transitar los buses interurbanos.
Tras negociaciones con algunos conductores (muy dignos todos), llegamos a un acuerdo y emprendimos, junto con una pareja hispano-peruana, la ruta hacia ICA (1 hora). Destaquemos el detalle de comprobación de neumáticos previo al trayecto por medio del método "patada". Tras la comprobación, los cuatro ocupantes del taxi (por llamarlo de alguna forma), quedamos más tranquilos, si cabe. para emprender la ruta.
Una vez en ICA, la ciudad nos pareció un tanto hostil, así que, tras la preceptiva visita a la Plaza de Armas, decidimos refugiarnos en la estación de la afamada compañía de buses (y lo de afamada va en serio) CRUZ DEL SUR. Esa compañía que vende los billetes al triple de la
regular fare a los turistas pero que a cambio ofrece confortables sillones-cama y desayuno para los delicados occidentales.
Dos horas más tarde de la hora prevista de salida llegaba nuestro bus servicio CRUCERO SUITE (lo de suite quiere decir básicamente que nos pegaron una clavada argumentando que no había plazas en los baratos..... aunque casualmente nos pasó sólo a extranjeros ?¿?¿).
La sinuosa carretera y precipicios colindantes a ésta nos invitó a conciliar el sueño cuanto antes (aunque fuera ambientado por los dulces ronquidos del pasajero de atrás). Decidimos pues no abrir demasiado los ojos. Mejor no saber qué había detrás del cristal y en la oscuridad....
A las 9 de la mañana llegábamos a una fría Arequipa, que nosotras imaginábamos como Ibiza y que resultó ser más bien un tipo Burgos (un frío que pela, vamos). Recorriendo las calles aledañas a la Plaza de Armas (os habréis dado cuenta de que es la atracción principal de cada ciudad) llegamos al Hostal Regis, en el que conseguimos una habitación doble por el módico precio de 40 soles. Una ganga junto a las calles de moda.
