jueves, 18 de agosto de 2011

Vuelta a los or'igenes e inicio de la tercera etapa.

Tras un trekking no demasiado agotador y perseguidas en todo momento -ya lo comenté- por una tropa de Hmongs negros, acabamos nuestra estancia en Sapa listas para emprender la tercera etapa. A las 20.00h cogíamos el tren con destino a Hanoi, donde llegaríamos a las 5.00 am.



Tuvimos suerte, en primer lugar, porque no nos habían timado con los billetes -algún caso vimos pỏr allí y la cosa se puso muy muy tensa, especialmente si al día siguiente coges un avión de vuelta a cấsa...- En segundo lugar, porque alguien escuchó mis plegarias y compartimos la cabina-cama con una pareja de cỏrdobeses. Poco habladores, un poco rancios incluso, pero con nuestras mismas reglas sociales como digo yo. Más que suficiente para dormir. Pỏr otra parte, ya los había visto por Sapa, así que podría desprederme de la riñonera pẩra dormir (bien!), separarme medianamente de mi mochila de mano (bien!) y soltarme del cinturón la cámara de fotos (bien!). Y es que la anterior noche en el tren-câma, más que una persona parecía un pulpo, de todas las extensiones que salían de mi cuerpo...




De cualquier forma, no pude dormir demasiado; Empecé a pillar rollos preguntándome si el tren tendría torres de refrigeración y habrían hecho el tratamiento contra la legionella!!! (Maldita calidad...)



Volviendo al tema, tal y cômo estaba previsto, a las 5.00 am llegábamos a la estación de Hanoi, donde enlazaríamos con el tren a Nihn Bihn a las 6.15 am (s'uper logística que he montado este año... Está mal que lo diga pero me voy superando...)




La estación de Hanoi a estas horas no es un lugar apto pẩra escrupulosos (en general, ni la estación, ni Hanoi en sí, ni el barrio chino de Beijing, ni el Lady's Market de Shanghai...) Y, si a eso le añadimos los baños que encontramos en el tren y el olor del carrito de comida con el que pấsaba el revisor al grito de "soup, soup", pues como que tu estómago adquiere vida propia.




Ya en nuestros asientos first class decidimos cerrar los ojos pẩra aislarnos del mundo ễxterior -incluido de una anciana que le daba golpes a Amparín en la cabeza porque quería su sitio!-, pero en ese momento... tachán! Dos pantallas planas de 20" se ponen en marcha pẩra retransmitir una especie de Operación Triunfo pero en versión china y a toda pastilla -porque teles hay, lo que no hay son auriculares!!!!!!- Y sólo eran las 6.30 de la mânyana!



Fue entonces cuando Amparo empezó a gritar Cômo venga el tío ese -léase revisor- le quito el mando. Se lo quito. Suerte pẩra el revisor que no pásó por nuestro vagón, porque si hay una cosa que a Amparín le molesta es que la despierten cuando duerme...

Y pỏr hoy lo dẹjo. Aunque no he contado la tercera etapa -mañana-- en un par de horas comenzamos la cuarta. Así que voy a despertar a Amparín, que lleva dos horas de siesta (recuperando el tiempo perdido) y... seguimos!




PD: la "ancianita" del tren, que era bastante cojonera y que hacía gala de unos modales muy chinos, no pudo con el genio de Amparín por más que lo intentó. Allí estábamos ambas dos, aferradas a nuestros asientos, bạjo la consigna del "no nos moverán", así nos viéramos rodeadas e intimidadas pỏr una docena de chinas cacareando y haciéndonos mobing.

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