jueves, 2 de junio de 2011

Chinchero en solitario.



Aquí estuvimos un par de horas en silencio, las dos. Nos medio tumbamos en el borde de un acantilado cercano y escuchábamos los cencerros del ganado (cierto!) que había pastando por la zona. No se oía nada más. Una pasada la tranquilidad, las montañas de la sierra de Huaraz, al fondo... Una pasada, repito.

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